LA SILLA VACÍA
Navidad y Año Nuevo suelen ser fechas complicadas para quienes perdieron a un familiar o amigo recientemente.
A los típicos balances de estas épocas se le suma el dolor de las ausencias en muchos casos.
Las fiestas sin un ser querido: ¿Cómo vamos a celebrar las fiestas si estamos tristes por la pérdida de un ser querido?
¿Cómo afrontamos esta primera Navidad sin nuestro familiar o amigo? Las navidades y las fiestas de fin de año son momentos en que lo pasado se hace presente.
Para bien o para mal, son épocas en las que todos hacemos un balance, y lo afectivo juega un rol preponderante.
Suele suceder que, cuando nos reunimos año a año con la misma gente, tal vez con la totalidad de la familia, notemos con mucha tristeza la ausencia de alguna persona que falleció, no pudiendo evitar tener un poco de nostalgia.
Todos tenemos a alguien que ya no está, alguien con quien ya no compartiremos las fiestas.
A esto se le da en llamar "síndrome de la silla vacía".
Es que en Navidad las ausencias y los vacíos en la mesa se notan -y mucho- a nivel emocional.
Tristezas que el resto del año quizá se tornan más llevaderas vuelven a doler de una forma especial en los días de fin de año.
A la hora de sentarse a cenar, la ausencia de los seres queridos es más latente, se avivan los recuerdos de forma aguda y sentimos una catarata de emociones y sentimientos ante esa silla que queda vacía en el hogar.
Puede pasar que no tengamos ganas de reunirnos ni de festejar. El sólo pensar que esa persona querida ya no compartirá la mesa con nosotros, nos entristece.
La sola posibilidad de reunirse con la familia activa el recuerdo de esa persona, y nos somete a todo tipo de sentimientos.
Desesperación, llanto, rabia, soledad, culpa, negación son algunos de los sentimientos normales y sanos que pueden aparecer cuando una persona nos deja para siempre.
Una pérdida provoca reacciones físicas, emocionales, que forman parte del proceso de curación de las heridas.
No hay una fórmula única para los que perdieron a un ser querido porque cada pérdida es distinta y cada uno muestra, oculta o siente el dolor de diferente forma. Cada quien resuelve el duelo como puede, no hay recetas.
Cada quien siente la ausencia de manera distinta.
Es un momento que hay que pasar, no debemos huir o hacer como si no pasara nada.
Algunos tratan de escapar como si nada pasara, se "tragan" el dolor ante la ausencia del ser querido, fingiéndolo, y así evitarlo: el dolor es tan inmenso que intentan esquivarlo como sea.
Quizas prefieran cancelar estas fiestas, o irse de viaje a un lugar distinto, lejos y solos.
Pero recuerden que la pena se lleva dentro y nada va a cambiar, y al siguiente año habrá que afrontar nuevamente todo esto, con la diferencia que ya ha pasado un año, pero sentirán el mismo dolor y la misma ausencia.
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