Un ramo de rosas
Un Viejo camión iba avanzando lentamente por aquel camino de tierra.
En un asiento iba un anciano delgado que sostenía un ramo de frescas flores recién cortadas. Al otro lado del pasillo estaba una jovencita cuyos ojos volteaban y volteaban, una y otra vez hacia las flores del hombre.
Así transcurro gran parte del camino hasta que al anciano le llegó el momento de bajar. Se levanto de su asiento apoyado en su bastón y suavemente puso las flores en el regazo de la joven.
- "Me di cuenta de que le encantaron las flores señorita", y creo que a mi esposa le gustaría que usted las tuviera. Le voy a decir que se las di".
La joven acepto las flores, y cuando el camión se alejaba, observó que a paso lento, pero decidido, aquel hombre atravesaba la puerta de un pequeño cementerio.
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