A mi hija querida
Desde antes que nacieras,
desde siempre te esperaba;
desde que comencé a sentir,
tus latidos en mis entrañas.
Imaginaba tu rostro
y añoraba que llegara,
ese día tan especial,
en que "Mamá" me llamaras.
Pedazo de mi corazón,
de mi amor y de mi alma,
cuánto pedí a Dios,
que a mis brazos te arrojara.
Y así sucedió el milagro,
cuando menos lo esperaba,
pues es misterio divino,
el quedar embarazada.
Te protegía en mi vientre,
de mi sangre te alimentabas,
y yo anhelando el momento,
en que a este mundo llegaras.
Llegó el día tan esperado,
y tu sexo desconocía;
para sorpresa de todos,
eras una preciosa niña.
Dolor de mis dolores,
trajiste ilusión a mi vida;
eres la felicidad encarnada,
cuanto amor siento, hija mía.
Ahora comienza todo;
no es nada fácil la vida,
pero tomaré tu mano,
hasta el final de mis días.
Este amor no se compara,
con nada de este mundo;
no hay sentimiento más sublime,
más intenso ni más puro.
Déjame velar tus pasos,
enseñarte el mundo entero;
yo no quiero que tú sufras,
deseo ser tu consuelo.
Niña mía, ¡cuántas cosas,
quisiera yo demostrarte!
pero todo tiene su tiempo;
sólo permíteme amarte.
Gracias por haber nacido;
gracias por llegar a mí;
hoy te prometo que siempre
voy a cuidar yo de ti.
No importa que el tiempo pase
ni cuánto crezcas mi vida,
para mi siempre serás,
mi hermosa y querida niña...
Tu Mami
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